Una mirada del suicidio desde el psicoanálisis

Una mirada del suicidio desde el psicoanálisis
 

¿Cómo  abordó  la problemática del suicidio?

-Tomo ciertos aspectos histórico-antropológicos del suicidio en lo que llamé  “cinco reflexiones acerca del suicido o de la muerte voluntaria”, la llamo así para reflexionar más allá de lo que es el empuje a la salud mental. Está dado por hecho que la vida es un bien y hay que cuidarla y prevenir cualquier acceso a la muerte voluntaria.  Puse en tensión esos conceptos. No va de suyo que la vida sea un bien ni mucho menos que haya alguien que pueda querer su propio bien. De hecho, (Sigmund) Freud para ejemplificar la  pulsión de muerte utiliza la metáfora de la biología, es decir que la muerte ya está escrita en todos nosotros. Hay que ver qué relación tiene cada uno con su propia destrucción.

¿Cuáles serían los detonantes?

-Más que hablar de detonantes me gustaría hablar por un lado las psicopatologías, las enfermedades, por supuesto hay específicas que tienen dentro de sí la tendencia mucho más clara hacia la muerte, por ejemplo la melancolía. En este caso la idea de darse muerte es un signo fundamental en su cuadro clínico, en otras enfermedades es más difuso. Pero vemos que la misma conducta suicida ha sido tomada como una patología en sí misma, y me gustaría marcar ciertas disidencias, problematizar. Por eso tomé el relevo de la historia que es bastante nuevo, la idea de qué normalidad o norma empieza a tallar en las estadísticas, y en la sociedades científicas a través de la medicina y ciertas disputas sociológicas que se han dado entre países, por ejemplo entre Francia e Inglaterra donde la conducta suicida puede ser tomada como desviación respecto de la conducta normal. Deja de ser  un acto honorífico y hasta bien visto de otra época en la sociedad oriental. Es importante el relevo  histórico para poner intención en esas cosas, pero a veces el querer “curar “ciertas enfermedades puede llegar a enfermar a las personas.

¿Cómo es el abordaje desde el  psicoanálisis?

-El psicoanálisis no toma la vida como un bien en sí mismo,  sí trata de orientar al sujeto a su propia existencia,  en lo que Freud llamaba “el goce de vivir”. Freud tenía una idea, más allá de la pulsión de muerte un poco pesimista de la existencia humana, y era que en las escuelas los maestros no tenían que transmitir ni educación, porque era imposible educar a alguien para él, ni tampoco comportamientos, sino que el maestro tenía que transmitir el goce de vivir. Si uno toma desde el punto de vista terapéutico, la urgencia, uno puede ver cómo el pasaje al acto suicida en sí mismo no es una urgencia sino una salida  a la urgencia. Hablando de cuestiones previas o factores determinantes, uno puede pensar que el acto suicida es un momento de construir en una urgencia subjetiva, un tiempo de comprender. Es decir que la conducta suicida impredecible pueda al menos posponerse. Esa es la apuesta que uno puede hacer en presencia, y sobre todo para el psicoanálisis es su pieza clave,  la transferencia,  se da en distintos ámbitos,  en la educación y en la medicina. En esa relación tan particular de amor, de transferencia es donde podemos apostar a la vida; el eros está en juego versus el tánato de la pulsión de muerte.

 ¿Se tratan las motivaciones, el sufrimiento o el malestar?

 -Sí se han escuchado varios casos que han tomado dominio público donde mucho no puede explicarse  de tentativo, un caso de una chica de La Plata, que había puesto en las redes sociales que lo iba a hacer y a otros compañeros les dejó una nota. No era alguien  a quien se le hacía bullying, que tuviera problemas psicológicos ni tenía ninguna enfermedad, simplemente cometió ese acto un poco indecible. Para dar cuenta que no todos los actos son explicables, hay un punto impredecible que implica el rechazo a otro, a poder ubicar qué causas lo tiene atado o desatado a la vida, el poder hablar de eso, abrir ese tiempo de comprensión se hace en presencia de otro, pero cuando alguien rechaza la pura presencia del otro, con la sola prevención no se puede explicar. Digo para no intentar esta manía  explicatoria que se puede llegar cosas nefastas como por ejemplo la idea de que el suicidio sería una enfermedad. Podría haber factores predictivos para poder ser tratados precozmente, Inclusive dentro de los manuales de la psiquiatría norteamericana se empieza a proponer drogas específicas para este campo. Entonces hay que tener mucho cuidado, son tendencias pero a veces un poco peligrosas.

Fuente: El Tribuno

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